viernes, 24 de marzo de 2023

ZERO Landfill: la desmaterialización de los residuos

 


La propuesta de la ITU sobre conseguir cero rellenos sanitarios (landfill, en inglés), se basa en la tesis de Wilfred Malembaum publicada en 1978, obra que básicamente exhibía la reducción de uso de recursos naturales mineros y la emergencia por encontrar la sustitución de estos elementos en los dispositivos tecnológicos, a partir de aquí se desarrolla la teoría denominada desmaterialización.

Ante esta propuesta se introducen dos conceptos: la ecoeficiencia y la eco efectividad en el ámbito del sistema económico, a fin de no entrar en crisis y si llegase tal evento, conseguir el equilibrio para la expansión de la producción.

Primero ¿Qué diferencia existe entre la eficiencia de la eficacia? Ambos conceptos son utilizados en la jerga de los procesos administrativos, para una organización sea empresa o institución. La eficiencia es la capacidad de reducir al mínimo los recursos usados para alcanzar los objetivos de la organización: “hacer las cosas bien”.

En tanto, la eficacia se refiere a la capacidad para determinar objetivos apropiados: “hacer lo que se debe hacer”; de manera que, ser eficiente y eficaz es llegar a la efectividad en una granja o un mall.

Ahora bien, la ecoeficiencia sería hacer las cosas bien para la ecología, qué en segunda acepción es la defensa de la naturaleza, protección del medio ambiente. Y la eco efectividad vendría a entenderse como “hacer lo que se debe hacer para defender la defensa de la naturaleza, o proteger el medio ambiente”.

Para este punto, se propuso la desmaterialización, teoría que abonaba al uso de nuevas sustancias, fibras y productos sintéticos para lograr la sustitución de materias primas tradicionales (recursos naturales) dentro de una industria. Entonces, la desmaterialización es el proceso de descontaminación con políticas ambientales, en países post industriales, que llevaría a la reducción de residuos, por tanto, de minimización de la contaminación.

En 1994, la discusión entre Cleveland y Ruth zanjan el asunto afirmando que la desmaterialización “se refiere a la reducción relativa o absoluta en la cantidad de materiales utilizados o en la cantidad de residuos generados en la producción de una unidad por producto”.



De nuevo hay que analizar a profundidad dos conceptos: relativa o absoluta, donde la desmaterialización relativa es el descenso de requerimientos energéticos (luz, gas, carbón, petróleo) y materiales (materias primas) por unidad por Producto Interno Bruto (PIB).

Y la desmaterialización absoluta se refiere a la reducción de la cantidad absoluta de recursos naturales, que se utilizan en el modelo económico vigente; las exigencias de nuevos recursos que sustituyan las necesidades productivas, no solo disminuyen la vida útil del producto, sino que, existe la escasa posibilidad de reutilizar o reciclar el desecho.

Por ejemplo, el uso de baterías de litio que busca sustituir al petróleo en automóviles, disminuye la capacidad de rendimiento (velocidad y kilometraje) del producto [automóvil]. Además, la hipótesis de reducción simultánea en la emisión de gases derivados del petróleo y contaminación consecuencia de la producción y uso del producto [automóvil] no disminuye; al contrario, acelera los requerimientos de energía y materiales del recurso natural [Litio] utilizado por la economía en transición.



Una situación que lleva a la búsqueda acelerada del recurso natural [litio] hacia los países con reservas probadas del mencionado metal; por ejemplo, el Plan Sonora en México para energías renovables administrado por la empresa LitioMex, fundada en 2022; atrajo a finales de febrero de 2023, al fabricante de automóviles eléctricos Tesla con una inversión de más de 10 millones en el mismo país.

En otras palabras, la desmaterialización conduce a obtener los recursos necesarios para sostener el crecimiento económico de las industrias, pero, esto no implica realizar gastos en descontaminación [por petróleo] y protección ambiental [de la extracción del litio], por tanto, la salvación del planeta es una idea fantasiosa, por decir menos.

La huella ecológica, según Rees y Wackernagel en 1995, mostraría la otra cara del deterioro ambiental provocado por la extracción, producción y distribución de productos. David Pearce aseguró que la parte débil de la huella ecológica, es precisamente, que “una nación en concreto pueda asegurarse un patrón de desarrollo sostenible … pero, a costa de la NO sostenibilidad de otros países”.

La desmaterialización en la practica esta muy lejos de posponer la presión del sistema económico sobre los reinos de la naturaleza, los requerimientos totales de energía y materiales (RTM) aumentan los flujos ocultos (residuos).

En lugar de darse la sustitución de nuevas sustancias por materiales anteriores, se generó la complementariedad, que es el aumento simultaneo de energía, productos y materiales de todo tipo.

Por ejemplo, los monitores CRT de las computadoras de escritorio (Pc’s) sustituidos por las pantallas LCD, que disminuye el uso de plomo (pb) en monitores, pero, se necesita mercurio, estaño y zinc para manufacturar las pantallas.

Otro caso observable es el cableado estructurado fabricado con cobre (Cb), que fue sustituido por fibra óptica, tecnología de red manufacturada con plomo (Pb), circonio (Zr) o itrio (Y), este último metal de las tierras raras, según la definición de la IUPAC (International Union of Pure and Applied Chemistry, en inglés).

Y las baterías recargables que han variado en su contenido de níquel (Ni) o cadmio (Cd) para ser fabricadas con metal hídrico o litio (Li); al utilizar el nuevo producto, electrónico u otro, para aplicaciones en la industria de energía renovable, se induce in facto, la obsolescencia del anterior producto.

El viejo producto terminará en un basurero, relleno sanitario y en menor medida, reciclado, porque aun no se ha desarrollado la mejor técnica disponible para implementar la mejor practica ambiental y evitar liberaciones tóxicas de los desechos.

La solución de algunos teóricos de la sostenibilidad propone la biomímesis, una metodología en el diseño o ecodiseño del producto, donde la primera etapa consiste en decisiones estratégicas para evitar el desperdicio de recursos naturales hasta la desechabilidad del nuevo producto.

Finalmente, la propuesta Zero Landfill es una tesis que incumple de cerca sus objetivos, puesto que los nuevos materiales no sustituyen eficazmente los viejos materiales. Tanto el nuevo como viejo material tendrá un impacto ambiental, que la desmaterialización no corrige en ningún aspecto, a largo plazo.

La agenda verde o desarrollo sostenible se conduce, por sus promotores, bajo la visión utilitarista de que los costos y beneficios no necesitan ser limitados, aunque en teoría o en las conferencias globales se pretenda prevenir los efectos de los problemas ambientales, no ocurre así en las realidades del ser humano.

Fuentes:

Administración: pensamiento, proceso, estrategia y vanguardia. Sergio Hernández y Rodríguez. Editorial McGraw Hill. Pág. 192.

Pautas de consumo, desmaterialización y nueva economía: entre la realidad y el deseo. Oscar Carpinteyro.

https://www.fundacionaquae.org/glosario/biomimesis/

https://miningmexico.com/plan-sonora-es-un-proyecto-integral-para-impulsar-el-litio-amlo/

miércoles, 1 de marzo de 2023

Reciclador: ¿un trabajo que nunca terminará?

El reciclaje hoy es un tema tan conocido y amplio en el desarrollo económico sustentable, por esto, cada sector busca unirse a la agenda verde propuesta en la reunión de Belgrado en 1971. 



En este sentido, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), durante la reunión organizada por la plataforma E-WASTE ACADEMY - MANAGERS EDITION (EWAN) en mayo del 2022, propuso el uso de chips digitales para cada producto que ha titulado Pasaporte Digital del Producto (PDP).

El prototipo de prueba de concepto PDP consiste en introducir un chip en cada componente de un producto N, para controlar la información tales como Importador, materiales de manufactura y su distribuidor. Pero, no se detiene ahí el contenido de datos, ya que se extiende a toda la cadena de distribución hasta llegar al usuario final o reciclador.

Al final de la vida útil de cada producto electrónico, el usuario final solía llevar el aparato, por ejemplo, a reparación con su técnico de preferencia; si había una pieza que reparar o sustituir, el elemento se incorporaba para continuar funcionando TODO el aparato electrónico.

Esta dinámica es la justificación de la ITU para proponer los chips como PDP para cada producto, incluso han propuesto el PDP para todos, no solo aparatos eléctricos y electrónicos. De manera que han enlistado 9 beneficios de uso y utilización en los próximos productos, que se extendería como una norma de industrialización:

1.   Ayuda a integrar datos existentes y nuevos,

2.   Facilitar la interoperabilidad y la generación de conocimiento,

3.   Reduzca el papeleo y la carga,

4.   Mejorar la accesibilidad,

5.   Automatización Disponible,

6.   Cumplimiento, vigilancia y aplicación más eficientes,

7.   Acceso a información relevante y verificada del producto,

8.   Crear conciencia para una actitud positiva hacia circularidad,

9.   Posibilitar modelos de negocio más sostenibles,

10.   Promover, acelerar, garantizar eficiencia ambiental.

Claramente se observa que la propuesta de PDP de la ITU para cada producto en cada cadena industrial exigirá una mayor producción de chips; que, a la vez, indica una mayor extracción de metales para fabricar la cantidad acelerada de chips PDP, que seguramente no estaban contemplados en manufactureros y mineros.

Entonces, ¿el trabajo de un reciclador es disminuir los residuos de los productos, hoy fácilmente desechados o hacerse cargo de las externalidades de los fabricantes que se conducen bajo premisas utilitaristas de ganancias financieras y pérdidas de la biodiversidad del planeta, incluyendo los subsuelos?



Por otro lado, el convenio de Basilea o de Prohibición de desechos Transfronterizos ratificado por 180 países determina en el anexo III que la reutilización o reconstrucción, incluido el perfeccionamiento de productos dentro de los cuales existen materiales reciclables solo están los montajes eléctricos y electrónicos. Y en los anexos I y II se prohíbe el reúso de desechos metálicos como cadmio, bromo, mercurio y cromo hexavalente y ciertos plásticos con base en cloro y bromo.

La referencia al Convenio de Basilea es pertinente, cuando la ITU proyecta la utilización de una mayor cantidad de unidades de chips para cada producto, potencialmente reparable. No obstante, las reservas de diferentes metales contenidos en los RAEE, ya está en el limite de su extracción; la única solución factible, al momento, es usar los metales de los residuos electrónicos o Ewaste para obtener la ansiada cantidad de chips o PDP.

Fuentes:

 Ewaste Academy – Managers edition (EWAN)2022.  UNITED NATIONS UNIVERSITY, UNITAR, GEF, UNIDO. Vía Plataforma Zoom

Convenio de Basilea


ZERO Landfill: la desmaterialización de los residuos

  La propuesta de la ITU sobre conseguir cero rellenos sanitarios ( landfill , en inglés), se basa en la tesis de Wilfred Malembaum publicad...