lunes, 22 de marzo de 2021

Agua muerta: por los albores de ciudades globales sustentables

 Los apologistas del Ecosistema Digital tienen una ilusión: la conversión de las grandes ciudades introduciendo los nuevos artilugios (sensores inteligentes, webcams, la 5G y la generación de móviles que la soporten, bigdata, IoT- internet de las cosas). Las cuales se sustentarían con una eficiencia energética, que contemplaría la gestión de los recursos naturales y tratarían de minimizar los residuos ambientales con automatización avanzada, ¡una utopía de optimismo tecnológico vertiginoso!  

Un nuevo esquema civilizatorio, que comenzó en los 80’s, está mordazmente instalado y el cambio se ha dado con la pandemia; un nuevo sistema social que requiere nuevas leyes. Ya que hay una nueva serie de condiciones a nivel planetario, donde los únicos que ganan son los mediadores; quienes promocionan dos opciones ¿Ciudades verdes o ciudades saludables?

La primera opción concentra y compacta el transporte colectivo, que a su vez reduce el uso de vehículos personales y que construye de forma más espesa y en partes más densas la ciudad, como la tragedia de los comunes.

La segunda requiere que el transporte, tenga alguna forma de mantener la distancia segura entre los pasajeros, algo incompatible con el concepto de transporte público, por cierto. Una iniciativa supletoria fue la ciudad de 15 minutos (París), donde ir a pie o en bici al trabajo o a la tienda, fue challenge de ciudades ricas.

El encierro del 2020 lejos de la planificación urbana convocó efectos inmediatos, como la materialización de una crisis económica y el ascenso de la dimensión tecnológica con las webs, apps y las bandas anchas que conectaron redes en todo el mundo, neutralizando la geografía durante el confinamiento.

Paradójicamente, esta infraestructura tecnológica incrementó los beneficios económicos derivados de la telemática y su progreso alígero: la relación entre el espacio real y el espacio digital se redujo a la entrega de mercancías compradas online. 

Mientras un sector poblacional se preguntaba ¿Qué hago para comer? ¿Qué hago para yo sostener esta realidad?



El contraste de las ciudades pobres se nota a diario, pues sus habitantes tienen que viajar a los lugares más alejados como las oficinas o las grandes tiendas (para trabajar, no comprar), por tanto, la descentralización de las todas actividades fue la solución más básica.

Dentro del temporal pandémico hubo conflictos urbanos que afrontar tales como la recolección de residuos sólidos urbanos (RSU), las reparaciones propias de la vialidad, las asociaciones vecinales que se vigilaban unas a otras sus medidas de higiene y aseo personal.

Y en las áreas rurales floreció un neoanarquismo: bloqueos de terracerías para evitar contagios por visitas; además un fenómeno que no parecen notar los massmedia, las redes de crimen organizado renovando sus estrategias de acción sin que hayan parado sus actividades delincuenciales un solo día.

Todos estos planos de la dimensión social tuvieron un medio de subsistencia común: el agua o más bien, su uso; evidentemente el periodo marzo-diciembre del 2020 será el ciclo récord de gasto de agua en todas las ciudades ricas y pobres, centros urbanos y medios rurales.

No por nada, el agua está cotizada en la bolsa de valores más carroñera, Wall Street, a partir del invierno 2020, un bien natural agregado a la especulación financiera comprando los derechos de agua (o de regadío), según ¿por la escasez? ¿por el cambio climático? ¿por la pandemia?, o ¿todo lo anterior? Sobra respuesta concisa salvo el interés a posteriori:

“El precio que va a tener esa agua es para gestionar el uso racional y asegurar su cuidado para el futuro(?), por ahora de california en USA”.

Cabe cuestionar ¿se queda en lo local o avanza a lo global? La escasez del agua es considerada como un problema ambiental global (PAG), de manera que su cuidado ya es institucionalizado y economizado con un instrumento de conservación ambiental denominado Pagos por Servicios Ambientales (PSA).

Aquí el manejo de servicios ambientales es visualizado de la siguiente forma:

Valor de uso: objeto para satisfacer una necesidad.

Donde un pobre es etiquetado como un consumidor irracional de agua, que tiene que ser asistido (o motivado) económicamente para que conserve el bien natural.

En cambio, un rico es consciente de su cuidado y en su amplia conciencia ambiental, se permite pagar por la prevención de escasez de este recurso natural; cuando verdaderamente es un usurero con aires de altruismo.

Ciertamente, para resolver esta necesidad dentro de este sistema PSA hay que promover -Capacidad de producir: sin carestía y carencia-; como alternativa tecnológica se propone a la Inteligencia Artificial, que gestionaría las fugas de aguas en tuberías o el cálculo de los precios de agua potable y los cambios del ciclo del agua (sensores everywhere).

La justificación del manejo a través de los Pagos por Servicios Ambientales se ampara bajo los criterios de una política de conservación ambiental incluyente, puesto que involucra a las poblaciones rurales que dependen directamente de dicho bien natural; y bajo el criterio de orden ético o equidad social, (que los beneficios obtenidos de la venta de servicios ambientales sean retribuidos a la población local), en suma:

-Crematística: adquirir riqueza (noción).

 

Fuente de riqueza: especulación o vigilancia diligente del dueño.

Cuando los precios son altos, los inversores buscan ese {objeto} o materia prima y encuentran reservas del objeto o materia prima para economizarlos a un precio más caro.

La necesidad de incluir a los pobres en la toma de decisiones en los mecanismos de cumplimiento internacional es bastante común en la diplomacia, por ejemplo, la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés), en Dublín (1992) mencionó que el agua debía ser considerada como un bien económico, para manejarlo en forma equitativa y eficiente. A partir de ahí existe un legajo de sinfín de declaraciones bilaterales o multilaterales que en resumen manifiestan - El mundo ante el problema del agua-.

Aunque cabe preguntarles a los hacedores de este discurso selectivamente ambiental:

  • ¿Dónde estaban sus roles de defensa de los recursos hídricos, cuando el sector minero usaba -y usa- miles de litros para transformar los minerales? 
  • ¿Qué han hecho ante el uso industrial del agua?
  • ¿Se han manifestado contra las embotelladoras transnacionales?
  • ¿han propuesto indemnizaciones según el grado de alteración a las cuencas?
  • ¿han sugerido medidas de resiliencia ante cambios en la biota y el desplazamiento de los locales que generan las centrales hidroeléctricas?

Según la propuesta de HOLLING (1973), la resiliencia es una condición, una capacidad apreciable en los sistemas ecológicos que cuantifica su estabilidad justo porque la resiliencia determina persistencia. Persistencia a la hora de soportar perturbaciones y amenazas de todo tipo para, en última instancia, volver a situarse (estabilizarse) en su condición originaria.

Entonces ¿Qué beneficio obtenemos como ciudadanos del mundo que sustentamos la economización de los usos y el marketing del cuidado del agua, para prevenir su carestía y carencia para la industria?

Porque la industria es el sector que más requiere litros del recurso hídrico para producir electricidad, para todo tipo de procesos industriales; también para la transformación en la minería y no se diga, los usos en la extracción petrolera, porque sin lodos bentoníticos no forma hay de sacar el oro negro.

Básicamente la inequidad se desvela:

Valor de cambio: dar exacto lo que se recibe.

El valor de cambio por la economización del recurso hídrico pretende un abasto intergeneracional; ¿pero para quien, en verdad?

La población humana, quien de por sí ya la carece, debido a que las industrias acumulan el agua potable para su continuidad económica.






Para comprender el significado de la direccionalidad de esta tendencia a economizar todo recurso natural; ahora cabe analizar lo que pandemia y el confinamiento modificaron en el planeta, precisamente la ciudad.

Una ciudad es un conjunto de lugares para la gente, para reunirse, caminar. Es hacer comercios, plazas y restaurantes o cines, en fin, espacios públicos rodeados de edificios, árboles y vías para los vehículos; y el año terapéutico 2020 detuvo todo esto ¿Y lo rescatable, es un optimismo tecnológico?

Una ciudad sustentable sostenida en tecnologías (IoT), representa a todas luces una problemática sobre todo por los insumos y recursos naturales que se van a invertir, para mantener ese nivel social de vida. Los defensores inmediatamente dirán -si nuestra tecnología genera problemas ambientales se solventarán estos problemas con desarrollo de más tecnología- entonces ¿Cuándo acaba el ciclo? ¿hay una razón detrás, un argumento que lo apoye?

Es bastante claro que las ciudades se organizan conforme evoluciona la vida de la sociedad:

  • Si somos consumistas, tendremos una ciudad de transacciones y residuos, lo vivimos; 
  • Si somos verdes tendremos una ciudad con espacios emplazados para interactuar con la naturaleza, lo anhelamos.

Pero, si somos tecnológicos, tendremos una ciudad llena de residuos tecnológicos y vacía de medios naturales; por la desertificación de las tierras (recordemos, la alta montaña es el valor de la minería), las migraciones dirigidas por el abandono del campo, escasez de agua por la hidrofracturación (fracking), y un largo etcétera.

Ahora ya sabemos que, si somos saludables, tendremos una ciudad con exceso de controles sanitarios y toques de queda, algo que sufrimos; con esta realidad que despertamos día a día, entonces ¿nuestra necesidad realmente es tecnológica o de resiliencia? Hans Jonas respondió hace no mucho:

"La tecnociencia es la legitimadora de sí misma, para que existan responsabilidades es preciso existir como sujeto consciente, ocurre que lo imperativo tecnológico elimina a la conciencia, elimina al sujeto, elimina la libertad en pro de un determinismo”.

FUENTES


https://www.youtube.com/watch?v=FBChHpMjbBM ¿porue el agua cotiza en bolsa ahora? 

http://www.estudislocals.cat/wp-content/uploads/2017/01/La_ciudad_Global-Saskia-Sassen.pdf

Las presas hidroeléctricas un reto para la sustentabilidad de las cuencas en México.Dr. Mario Gómez Ramírez.Posgrado y Colegio de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. xalapamar@yahoo.com.mx

https://www.actualidadjuridicaambiental.com/wp-content/uploads/2019/06/2019_07_01_Fortes_Resiliencia-ambiental.pdf


sábado, 13 de marzo de 2021

ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS: las plataformas del programador

Actualmente se ingresa al Ecosistema Digital por un bien material denominado Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC), un bien de consumo de uso variable; cuyo valor satisface la necesidad de convivir socialmente y en algunos casos, es una herramienta de trabajo.

Para acceder al Ecosistema Digital a través de las TIC’s, hay una condición intangible denominada software, programas que ejecutan la administración de hardware para interactuar con el usuario. Sin embargo, las TIC’s requieren mejoras continuas para dar mayor seguridad, protección o eficacia al usuario, así se desarrollan las actualizaciones.

Estas mejoras con frecuencia están relacionadas con la comunicación dentro del Ecosistema Digital, para percibir texto, sonidos o imágenes nítidos; básicamente los desarrolladores de software son los encargados de otorgar este servicio de mantenimiento, pero ¿Cuánto tiempo aproximado se presenta este servicio? a veces a diario.

Ciertamente es un periodo muy corto, de tal manera que un usuario prefiere adquirir un dispositivo nuevo, que invertir en reparar su equipo -si se pone lento- o si no hay memoria suficiente para instalar una nueva AppLa idea de programar una nueva aplicación, generalmente se debe a la sustitución de otra App, para simplificar servicios de comunicación o proporcionar una mejor interacción entre dos o más Apps.

Antes del siglo XXI, la preponderancia del desarrollo de software estaba en manos programadores estadounidenses, superando a los orientales con 6 firmas de software más. A partir del 2000 comenzó una maratón de compañías líderes en el ramo de software, China ya tiene 227 firmas, según el índice Hurun Global Unicorn, mientras que Estados Unidos lidera con 233, para incentivar la demanda de descargas de Apps. Ver Imagen.

 


Durante la crisis covidiana del 2020, las compañías de software incrementaron su oferta para satisfacer:

  •     Multiexperiencia (MXDP): software en varios objetos no dispositivos TIC, como watch o refris.
  •     Digital twins technology driven by IoT: internet de las cosas, aparatos electrónicos con censores de temperatura, ritmo cardíaco, etc.
  •     Distributed cloud/Blockchain: Nubes distribuidas y Blockchain para registro de actividades en la web y en el hogar, recolección de estos datos y almacenamiento web del usuario.
  •   Event-Driven Applications: Administrador de tareas de dispositivos de Internet de las Cosas (IoT).
  • Progressive web Apps: Aplicación web progresiva, un software que integra a las Apps y las páginas web facilitando la interacción.

Este fenómeno de consumo es colectivo, al primer trimestre de 2021, la cifra se acerca a 5 billones de internautas a nivel global; aquí cabe cuestionar y reflexionar, realmente ¿tenemos que comprar una TIC cuando es impráctica para todas las actualizaciones o la memoria es insuficiente para instalar una interminable cantidad de Apps?

Se pregunta un programador ¿Qué hace un usuario cuando ya no funciona el equipo para instalar su App? ¿sabe de la cantidad exponencial de equipos obsoletos, tan solo porque su App necesita nuevos requerimientos? ¿está informado de los residuos tecnológicos? ¿conoce la contaminación que produce la extracción de metales para que su App tenga un soporte físico? ¿le importa el cuidado del medio ambiente?

Y así podremos continuar preguntado cuestiones que no parecen tener respuesta hoy por hoy, puesto que la industria del desarrollo de software en pleno 2021 vive un apogeo de creatividad, que solo perfecciona mecanismos como:

  • La economización de todas las esferas de la vida: la educación, la comida, los viajes, el trabajo, la diversión, todo está Appconomizado. Todo se mueve a través de la descarga de una App, que debemos adquirir sí necesitas que una institución(es) proporcione sus servicios. Para reducir a la raza humana a consumistas de servicios, de bienes tangibles o intangibles.
  • La mecanización laboral (incremento de horas de trabajo en Homeoffice) e incertidumbre empresarial (en particular a las pymes, que sí o sí deben invertir en sitios Web, ciberseguridad y demás Apps de finanzas en boga).
  • La Appconomización de lo inmaterial: sentimientos, emociones, el más allá, lo espiritual, los procesos místicos, que, en realidad, ya han sido absorbidos dentro del Ecosistema Digital.
  • La robotización de un ethos terapéutico que solo controla lo emocional (bots en RRSS) y la necesidad de realización personal en el centro de las intervenciones institucionales (branding webpersonal: influencers, youtuberos, divulgadores, etc.).
  • La imposición selectiva de criterios morales y razonamientos tecno-científicos en las esferas políticas y sociales (fakenews, post verdad, censura de cuentas oficiales y suspensión por uso de palabras).
  • El nepotismo de los procesos utilitaristas del Ecosistema Digital y de la maximización de los beneficios privados (bloqueos y desbloqueos ad doc, publicidad personalizada).

Dichos mecanismos buscan incrementar índices de cumplimiento de las reglas, que por cierto cambian a diario, y el rol causal de la Cibercracia juega a favor de las Firmas líderes de desarrollo de Software. Quienes ya han conformado un nuevo régimen de Algoritmocracia mundial con una dinámica virtual binaria: oriente versus occidente, sin responsabilidad empresarial hacia el cuidado del medio ambiente por ningún miembro. Ver Imagen.

 


Fuentes:

  • §  https://personal.us.es/escartin/La_Antiguedad.pdf
  • §  https://www.europeanbusinessreview.com/top-5-custom-software-development-companies-in-vietnam/#:~:text=%20Top%205%20Custom%20Software%20Development%20Companies%20in,client%E2%80%99s%20needs%20at%20the%20core%20of...%20More
  • §  https://themanifest.com/in/software-development/companies
  • §  https://www.goodfirms.co/directory/country/top-software-development-companies/china#:~:text=%20List%20of%20Best%20Software%20Companies%20China%20|,Co.,%20Ltd.%20Tsinghe%20is%20a%20professional...%20More
  • §  https://businessinsider.mx/como-japon-compite-silicon-valleyn-software-startups-empresas/
  • §  https://espeo.eu/blog/6-software-technologies-will-dominate-2020/
  • La Happycracia. Libro de  Eva Illouz, socióloga, y Edgar Cabanas. Edición de libro: 7. Páginas: 224. ISBN: 9788449335563. Formato: Hardcover.

lunes, 1 de marzo de 2021

El sendero “luminoso” del gigante asiático: ¿un dragón verde?

Hoy día, la experiencia digital se trata de interactuar en redes sociales (RRSS) expresando solo sobre los hechos acontecidos en áreas político-culturales, de teclear tus sensaciones emocionales acerca de estas mismas news mediáticas, o bien, suplir deseos comprando en línea las cosas de moda.

Y esta particularidad es una realidad concreta, el sector industrial es el líder de consumo de energía a nivel mundial de petróleo (8.1 billones de barriles diarios). De este total, el mayor país consumidor es China, este país ha importado desde 2003, más de la mitad del petróleo que consume, asimismo ha acumulado una capacidad industrial única.0

Por ejemplo, en 2010, tenía el cuarto lugar (12 %) de exportación y producción de baterías de litio de todo el globo, en 2015 avanzó a la segunda posición (34 %), con solo 4 unidades debajo de EUA; y para 2019, el dragón rojo se posicionó en el primerísimo lugar con 73 %; ver Imagen.1



Pero a inicios del 2021, resaltó una noticia que retumbó en el subsector industrial del reciclaje, China impuso una prohibición en la compra de residuos provenientes de todo el mundo a sus empresas recicladoras.En esta postura post-crisis covidiana, el gran dragón rojo (!¡) invita al resto de los países a mejorar sus sistemas de reciclaje de residuos como la basura electrónica y los sistemas relacionados con los plásticos (PET). 

Un discurso que resulta sugerente -hagan como puedan con sus desechos-, básicamente porque China ya no quiere ser el gran importador de residuos reciclables.



Confirmando que el dragón rojo muda a verde, buscando al 2030 una transición de sistema energético de hidrocarburos, para basarse en fuentes renovables (megawatts), como la eólica o la solar, que a día de hoy tiene una potencia instalada de 33.8 % y 35 %, respectivamente.1

China pretende abandonar el perfil de “mayor emisor de dióxido de carbono en el planeta”, acción que ejecutó desde 2017 cuando envió a la Organización Internacional de Comercio (OMC), su notificación al Comité de obstáculos técnicos, prohibiendo desperdicios de escoria de hierro o acero, cenizas que contengan arsénico u otros metales, chatarra de plástico, desechos de lana y de fibras sintéticas y desperdicios de varios de textiles.3

Algo que resulta muy llamativo, pues analizando un poco más, entre el periodo de 2005-2010 China se colocó como el mayor exportador de maquinaria y equipos, aparatos eléctricos y de comunicación, productos de madera, sustancias y productos químicos, metales comunes y equipos de transporte, ver Imagen.


Al 2011, el dragón rojo figuró como primer exportador e importador mundial; cuyo efecto de golpe doble fue para las industrias de países como Estados Unidos, la Unión Europea y Latinoamérica con el desplazamiento hacia la desindustrialización de los países afectados y el latigazo alcanzó a los productores locales en sus mercados locales, ver imagen.



Al 2021, once años más tarde de que estos países compraron a China todo tipo de artículos, -y continúan adquiriendo- por supuesto, el gigante asiático aplica la técnica de puño tornado con -los residuos de los productos chinos que la propia China incentivó a comprar, también estimuló enviar a sus recicladoras, ya que a partir de 2021 están vetados del país-.6

En otras palabras, los ciudadanos de estos países somos clientes cautivos de la doble mirada de la política ambiental de China; por un lado, los gobiernos están obligados a cumplir con los convenios de comercio y sin chance de reindustrializar los sectores afectados, por el acaparamiento del comercio mundial.5

Y por otro, en conformidad de NO aplicar “Responsabilidad Extendida del Productor” en contravención a los Acuerdos Ambientales Multilaterales, como los Convenios de Estocolmo y Rotterdam, porque China no es miembro-parte; quedándonos con todos los residuos que la industria china manufacturó y -aun- comercializa en nuestros territorios.5

Pero esta condición que aplica de manera tajante a finales de diciembre de 2020, casualmente cuando el mundo aun no podía salir de la pandemia, y que a propósito brotó en su territorio geográfico. ¿Será que el sendero luminoso del dragón rojo en realidad no es tan verde? Sino que busca, más bien, que el origen de la crisis pandémica no retorné a su procedencia original.

Fuentes:
0- https://www.hindustantimes.com/world-news/china-to-increase-recycling-of-renewable-resources-101613989838249.html
1- https://www.youtube.com/watch?v=LJyke8yKo-E (Geopolítica de Litio)
2- https://www.youtube.com/watch?v=KXRtNwUju5g (How China Broke the World's Recycling)
3- https://politica-china.org/areas/sociedad/china-2021-v-el-tono-de-la-politica-ambiental
4- http://economia.unam.mx/deschimex/cechimex/chmxExtras/seminarios/Seminario%20UDUAL-CECHIMEX/PPT/Eje%20A/A7/Andrea%20Pellandra%20Jose%20Duran.pdf
5- Acuerdos climáticos internacionales y eficiencia energética- Rolando Fuentes Bracamontes y Lara Lázaro Touza - Economía Exterior 58.
6- https://www.radiohc.cu/index.php/noticias/ciencias/189014-el-cierre-de-los-vertederos-chinos-y-el-reciclaje-mundial




ZERO Landfill: la desmaterialización de los residuos

  La propuesta de la ITU sobre conseguir cero rellenos sanitarios ( landfill , en inglés), se basa en la tesis de Wilfred Malembaum publicad...